Milagro de Jesús: La curación del leproso.


   En una ocasión un leproso se acercó a Jesús y le dijo rogándole de rodillas : "Si quieres puedes limpiarme", es decir, si Jesús quería podía sanarlo. Jesús, compadecido, viendo que la fe del leproso era grande accede a tocarlo. Y extendió la mano, le tocó y le dijo: "Quiero, queda limpio". Y al momento, desapareció de él la lepra y quedó limpio.
   Jesús lo despidió y le dijo que no dijera nada a nadie y que se presentara  al sacerdote pero él fue contando el milagro de Jesús hasta el punto de que ya no podía entrar  en la ciudad,  sino que se quedaba fuera, en lugares apartados.

   La lepra era en aquella época una enfermedad contagiosa que se transmitía por el contacto de la persona infectada por ella y una sana. Esta afectaba a los más desprotegidos y a las clases sociales más bajas.
Esto hacía que los enfermos de lepra se retiraran a lugares apartados para no contagiar a los familiares. El leproso renunciaba a sus bienes y a sus familias para vivir con otros leprosos.

  Este milagro nos demuestra la fe que tenía la gente hacia Jesús de manera que Jesús ayudaba a todo aquello que creía en él.

       


     

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